Las Mujeres de la Biblia
Colección Cristiana
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María fue una joven virgen de puros sentimientos y mucha fe en Dios; por eso, el Señor la eligió para ser la madre de nuestro salvador Cristo Jesús; un ser que el pueblo judío estuvo esperado durante muchos años. Sucedió un día, un ángel se le apareció a María anunciándole que ella quedaría embarazada del Mesías prometido, con las siguientes palabras: «¡Alégrate, llena de gracia! El Señor está contigo; bendita tú eres entre las mujeres» (Lucas 1:26-28).
En ese momento, María se turbó porque era una persona honesta y estaba comprometida con José; pero el ángel le comunicó: “María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y le llamarás JESÚS” (Lucas 1:30-31). María le respondió: “¿Cómo sucederá eso si no convivo con un hombre?”. Entonces el ángel le explicó: “El espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el consagrado que nazca llevará el titulo de Hijo de Dios” (Lucas 1:34-35).
El ángel también le explicó a María, que su parienta Isabel iba a tener un hijo en su vejez, porque no hay imposibles para Dios (Lucas 1:36-37). Al escuchar esto María le dijo: “He aquí la sierva del Señor, que se cumpla en mí tu palabra” (Lucas 1:38).
Catequesis:
¿Qué aprendimos de María, la madre de Jesús?
De la Virgen María todos debemos aprender a tener plena confianza en el Señor. De la misma forma, debemos respetar sus disposiciones, porque Él es nuestro Dios y Padre celestial, creador de todo lo que existe. Todos deberíamos ser como María, humildes, siervos del Señor.
“Bendita eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre” (Lucas 1:42).
María le dijo a Isabel:
«Engrandece mi alma al Señor;
Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.
Porque ha mirado la bajeza de su sierva;
Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.
Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso;
Santo es su nombre,
Y su misericordia es de generación en generación
A los que le temen.
Hizo proezas con su brazo;
Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.
Quitó de los tronos a los poderosos,
Y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes,
Y a los ricos envió vacíos.
Socorrió a Israel su siervo,
Acordándose de la misericordia
De la cual habló a nuestros padres,
Para con Abraham y su descendencia para siempre».
(Lucas 1:46-55).